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Motivación del blog... mis pequeños Kirikús, la búsqueda de la verdad para ser libre y encontrar la felicidad en un mundo desigual...



@JuanAnGoMar







jueves, 24 de enero de 2013

En 2010 un terremoto consternó al mundo…

 …pero eso es agua pasada y el mundo continua como si nada hubiera sucedido. Con esta reflexión quiero mantener vivo el recuerdo por los afectados del terremoto de Haití el 12 de enero de 2010, así como por todas las personas que sufren en el planeta como consecuencia del des-orden mundial establecido. Porque mantener vivo el recuerdo nos orienta hacia un futuro mejor y más justo.

                                         
Es posible que en la vida haya momentos en que no sepamos qué es lo que queremos, pero si no recordamos el pasado, tampoco sabremos qué es lo que no queremos en nuestra vida; de esta forma perdemos por completo nuestra libertad y no somos nosotros quienes “vivimos nuestra propia vida”, sino que vivimos según un modelo establecido -que no nos llevará a la felicidad-. Esta es la triste realidad de la mayoría de las personas. Por eso se busca el éxito, la fortuna, la fama y toda esa basura que se muestra en los programas de TV con mayor índice de audiencia.

… ¿Cómo podemos olvidar tan rápido…? el mundo se volcó con sus hermanos haitianos en un momento de la historia, y los olvidó a los pocos meses. Al igual que pasó el verano de 2011 (en que nació Juan): el cuerno de África sufría una hambruna que hoy está prácticamente olvidada, y sin embargo, allí todo sigue igual… ¿Es hipocresía?

Al contrario que muchos, soy de los que piensa que el ser humano –aunque egoísta- es bueno por naturaleza. Por lo que este “olvido” por los hermanos que sufren lo veo más como un mecanismo de defensa que como hipocresía. Aunque por supuesto es la hipocresía del des-orden establecido lo que permite que estas situaciones catastróficas se sigan produciendo.

Mi verdad me dice que no vale de nada echarse las manos a la cabeza por tragedias como el terremoto de Haití si unos meses después la olvidamos, y mientras tanto, unos cuantos hacen negocio de la “reconstrucción” del país. La historia se repite, volvemos a enriquecernos a costa de empobrecerlos aún más -si cabe-. Pero en la conciencia mundial queda el recuerdo de cómo se volcó el mundo con estos pobres desgraciados que no saben gestionarse adecuadamente.

Y está la eterna disculpa: “¿Qué puedo hacer yo solo?”. A lo que contesto: “No participar de este des-orden y ¡denunciarlo!”. Somos muchos más de los que creemos. Y si no nos hacemos visibles, nada cambiará. Nosotros en casa y con los que nos rodean -aunque estemos inmersos en la sociedad ya establecida-, vivimos ”nuestro propio orden”. Eso nos hace únicos; cada persona debe ser única. Por eso somos tan valiosos.

Y como siga escribiendo… no paro, porque se me vienen a la cabeza tantas ideas… como el recurrente argumento de que es de justicia que grandes compañías, "eficientes y responsables", hagan negocios multimillonarios. La experiencia me dice que con responsabilidad y ética se puede hacer fortuna y vivir lujosamente; pero las grandes fortunas existentes, tan alabadas por los grandes gurús de la economía y ambicionada por tantas personas -vacías de su propia esencia humana-, no son posibles si no es a costa de prácticas, que perpetradas por cualquier otro mortal incurrirían en graves delitos. Pero seguimos empeñados en alzarlos como paradigmas de éxito, a los que debemos el bienestar social, puestos de trabajo, crecimiento y estabilidad económica, etc.

Para mí no son modelos a seguir los que marca la revista Forbes… lo digo abiertamente, y con la esperanza de conseguir que apostéis por seguir vuestro propio modelo. Porque sois los mejores, pequeños míos.

Sois los mejores, pero no olvidéis que tampoco sois mejores que nadie. Tampoco mejores que esos multimillonarios, sólo distintos. Sois los mejores para ser vosotros mismos, por eso sois irremplazables. Esa es vuestra grandeza, buscadla, vividla, disfrutadla, sed felices y no os olvidéis de los hermanos que sufren.

Gracias por hacerme ser tan feliz, sois la mejor compañía; mamá Cris y yo no paramos de decirlo. ¡Os quiero!

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